Somos lo que comemos y podemos lucir bien si lo queremos
La belleza no sólo es un problema de estética sino también de nutrición y de conservar la piel sana; esto gracias a que, tiene por un lado la función de ser una verdadera coraza protectora ante las inclemencias del ambiente y, por otro, porque es el principal órgano de comunicación de todos los estímulos recibidos del exterior, por más sutiles y delicados que sean.
La piel, es el órgano más grande del cuerpo humano con unos promedios de: 2 metros cuadrados de superficie, 4 kilos de peso y 0.2 milímetros de epidermis que nos protege del calor, del frío, del polvo, de miles de organismos y también de todo tipo de agresiones a las que está sometido diariamente el cuerpo.
Diversos especialistas aseguran que, la salud de la piel depende del estado de pureza que tenga la sangre y que, por lo tanto, es necesario mantener los diferentes órganos sanos y en plena capacidad de funcionamiento, a través de una serie de hábitos saludables, de entre los cuales, uno de los más fáciles de procurar, es la alimentación.
“Todo lo que se come se convierte en parte de nuestro organismo, tanto de manera interna como externa, por lo tanto entre más saludable sean los alimentos que se consumen, más saludable será y se observará la piel”, expone la maestra en Salud Integral y Movimiento Humano por la Universidad Nacional de Costa Rica, Rebeca Hernández; y que, además, asegura, se ha comprobado que si ciertos alimentos esenciales están deficientes, pueden desarrollarse enfermedades crónicas en la piel, por lo que es vital una dieta saludable y equilibrada.
Nutriólogos y dermatólogos exponen que el consumo de grasas insaturadas, aquellas que están libres de hidrógeno, que se conocen como “grasas buenas” (porque tienen un rol fundamental en el control del colesterol y las enfermedades del corazón) le pueden dar a la piel una apariencia tersa, libre de cebo y, por lo tanto, del brillo que éste origina. Este tipo de grasas sólo se encuentran líquidas y a temperatura ambiente, están presentes en el aceite de oliva, el aguacate, las nueces, los cacahuates (o maní) y en el pescado; y son fundamentales para mantener hidratada la piel.
Igualmente, asevera Hernández, uno de los componentes más importantes de la piel es la vitamina A, la cual está presente en aceites de hígado de pescado, huevos, y productos lácteos. Y, en forma de precursor, el beta-caroteno, presente en verduras de hoja verde como espinacas y acelgas, y de coloración rojo-anaranjado-amarillento, como la zanahoria o el tomate y en ciertas verduras como cerezas, fresas, melón, melocotón, duraznos, papaya o piña, que, en esta forma, también sirve como antioxidante.
Esta vitamina favorece la cicatrización y el crecimiento de los tejidos, además de que ayuda a la epidermis a resistir infecciones bacterianas; asimismo, la vitamina A puede ser eficaz en todos los casos de queratinización en la piel, como, por ejemplo, en casos de psoriasis y acné; también, puede ayudar a curar las lesiones precancerosas. Aunque, cabe mencionar que el consumo excesivo de vitamina A tiene el inconveniente de provocar reacciones peligrosas si ésta se consume en dosis elevadas, llegando a provocar irritación, brotes de anorexia y está contraindicada en el primer trimestre del embarazo.
El colágeno aporta juventud a la piel, y se obtiene de manera natural de frutos frescos y crudos, tanto cítricos, como rojos.
Así mismo, se recomienda el consumo de alimentos ricos en Vitamina B, la cual, fomenta la renovación de la piel. La cual, está presente en la mayoría de alimentos de origen vegetal: verduras, frutas, frutos secos, cereales, legumbres y en los de origen animal, como carne y vísceras, pescado y mariscos, huevos y en los productos lácteos, como los quesos, el yogurt o la leche.
El simple consumo de pan integral en lugar de de pan dulce o blanco, puede marcar una gran diferencia en lo que a la piel se refiere. Ello gracias a que, los alimentos elaborados con harinas refinadas, como bizcochos, pasteles y pastas, pueden afectar a la producción de insulina y hacer que ésta aumente su presencia en el organismo, causando inflamación en la piel y posibles brotes de acné. En cambio, gracias a que los granos integrales son hidratos de carbono complejos, ayudan a mantener los niveles de insulina estables, conservando la piel en un estado saludable. Consejo que, también, es llevado a cabo para el tratamiento de la diabetes.
Igualmente, si lo que se busca es la producción de colágeno, la Vitamina C lo proporciona y ayuda, por lo tanto, a lograr una apariencia joven y firme. La mejor forma de incorporar esta vitamina a una dieta saludable es, según información del Instituto Médico Laser de España, a través de frutas y verduras frescas y crudas. Tal es el caso de cítricos (naranjas, limones, toronjas, limas o guayabas), frutas rojas (fresas, frambuesas, grosellas), y también se encuentra en el kiwi, papas, tomates, col o pimientos.
Y, en ese mismo sentido, el consumo de Zinc es fundamental para mantener una piel libre de imperfecciones como el acné, ya que este mineral actúa, de acuerdo con investigaciones realizadas en años recientes por diversos centros cosméticos en Estados Unidos, como antibiótico natural, haciendo frente a las bacterias que causan esta enfermedad en la piel. Además, el zinc, ha servido mucho en el tratamiento de las escamas que aparecen en la piel de los pacientes hospitalizados, gracias a sus propiedades que fomentan el crecimiento de los tejidos en el organismo. Alimentos como ostras, almejas, carnes blancas, lácteos, yema de huevo, levadura de cerveza, zanahorias, y féculas son depositarias de este mineral.
Así mismo, la maestra Rebeca Hernández, con base en un estudio realizado por los Archivos de Dermatología de Costa Rica, asegura que tomar té verde beneficia enormemente la salud de la piel. Esto gracias a que, esta bebida, tiene propiedades anti-inflamatorias, que protegen las membranas celulares e, incluso, recientemente se encontró que puede ayudar a prevenir el cáncer de piel, provocado por la exposición excesiva a los rayos ultravioleta del sol.
Y, sobre el consumo de agua para mantener la piel saludable y joven, no hay duda, cuando la hidratación proviene de agua pura (y no refrescos llenos de azúcar y carbonatados), las células de la piel se renuevan naturalmente, expone la especialista en nutrición.
Por último, cabe mencionar que sustancias como la nicotina, presente en los cigarros, o alcohol retrasan el aporte sanguíneo a la piel, haciendo que ésta respire mal y provoca el envejecimiento prematuro de este órgano tan importante para el ser humano, y es importante abandonar su consumo, y más si se ha decidido iniciar una vida y dieta rica en alimentos que le dan vida y salud a la piel.