¿Qué hacer frente a la pérdida de un ser querido y superar el proceso de duelo?
Vivir un duelo o la pérdida de un ser querido es muy difícil y modifica el estado de salud en general. Por ello, es necesario un periodo para poderse recuperar y, así, poder llegar, de nuevo, a un equilibrio físico, emocional y mental. Mismo que, la psicología, ha llamado Proceso de Duelo y que consiste en la superación de una serie de etapas que, si se viven positivamente, ayudarán a trascender la pérdida.
Especialistas del Hospital General de México, aseguran que, el duelo es una reacción emotiva, natural y normal que sufre una persona después de haber perdido algo o alguien a quien consideraba valioso o importante; mismas que, desde el momento del nacimiento, experimentamos: la separación del vientre materno, dejar los brazos de mamá al momento de caminar, entrar a la escuela obliga a abandonar la seguridad del hogar y, a la postre, dejar en el camino amigos, profesores, parejas, trabajos, bienes materiales o libertad (al formar una familia) o la muerte de nuestros seres queridos.
La psicología define, de acuerdo con varios autores, al duelo como la reacción emocional, física y espiritual en respuesta a una pérdida. Las personas que están en duelo pueden experimentar los siguientes cambios: sienten emociones fuertes, como tristeza, depresión, ansiedad o esporádicos ataques de ira; tienen reacciones físicas, como falta de sueño que puede llegar al insomnio, o sensación de náusea e incluso ataques de pánico; existe incluso en casos muy extremos, el riesgo de muerte, principalmente por enfermedades o eventos relacionados con el corazón, la obesidad, la diabetes, se experimenta un desinterés por la vida y pensamientos suicidas; se dan igualmente, reacciones espirituales frente a la muerte buscando una explicación y consuelo. Por ejemplo, algunas personas cuestionan sus creencias y se sienten muy decepcionadas de su religión mientras que otras descubren que su fe es más fuerte que nunca.
La expresión formalizada y cultural del duelo es el luto, sensación totalmente natural. Mismo que, tiene diferentes etapas, el cual, según William Worden, autor reconocido al respecto, se supera después de vivirlas correctamente, con el fin de no minar la propia salud mental: aceptar la realidad de la pérdida; rebajar el dolor externando las emociones; adaptarse, sin excusas, al medio en el que se compartía con el ausente; reubicar, emocionalmente, el motivo de duelo y continuar viviendo, es decir, colocando su recuerdo como sostén, ejemplo o un referente a la vida que aún se debe llevar. Última instancia que, con oración o meditación, puede lograrse.
El duelo es una reacción emotiva que sufre una persona después de haber perdido algo o alguien a quien consideraba valioso o importante y que no es fácil de superar.
Sin embargo, psicólogos, psiquiatras y demás autores especializados, han resaltado varias situaciones que originan que, un proceso de duelo, no se supere con facilidad. Mismas que van desde, muertes repentinas o inesperadas; circunstancias traumáticas de la muerte (suicidio, asesinato); pérdidas múltiples; pérdidas inciertas (no aparece el cadáver, como suele suceder ante un secuestro o en una guerra); el duelo ante la muerte de un niño o un adolescente; que el doliente o persona en duelo esté en edades tempranas o tardías de la vida; o la muerte tras una larga enfermedad terminal, con las cuales, comúnmente, se desarrollan apegos más fuertes o, en el peor de los casos, sentimientos de culpa.
Isabel Sanaes, especialista de la Sociedad Psicoanalítica de México, asegura que, ante el duelo de un ser querido, el sujeto queda incompleto, como si perdiera una parte del cuerpo; además, cuando se trata de la pareja, el duelo se hace mucho más complejo y difícil de superar, toda vez que, en el ser amado, se deposita una gran cantidad de expectativas, “es quien le da sentido a buena parte de nuestra vida”, aseguró la especialista.
Como se ha podido leer, el proceso de duelo puede superarse, poco a poco, gracias a que no es una enfermedad en sí misma, aunque puede convertirse en una si su vivencia no es correcta o no se atiende de forma profesional, por lo que, se sugiere, acudir con un médico especialista si el duelo no se trasciende al año o mucho más.
Se ha documentado que, existen cuatro tipos de duelo que tienden a complicarse. Situaciones que merecen atención profesional. El duelo crónico: pasa tiempo y, sin mediar en los daños que le puede atraer a la salud, la persona no supera la pérdida; duelo retrasado o pospuesto, en éste, el individuo, ante cualquier circunstancia que revive el hecho, reactiva los sentimientos, emociones y acciones que se vivieron al momento de la pérdida; duelo exagerado, acompañado de ciertas actitudes que tratan de evitar el excesivo dolor experimentado: consumiendo alcohol, tabaco excesivo o drogas, fugarse en la adicción al juego, a la tecnología o al trabajo, comer de forma excesiva, fatiga crónica o ejercicio llevado al límite; y, por último, duelo enmascarado, donde la persona presenta problemas físicos o realiza conductas que le causan dificultades, de forma simulada, tratando de llamar la atención de los demás o como manera de castigo ante su propio duelo.
Es por ello que, especialistas, recomiendan dirigir el duelo en acciones positivas. Antes que nada, se necesita disponer del tiempo y espacio para llorar, pensar y recordar; tener y tenerse mucha paciencia y ser benévolo con uno mismo, con el fin de no caer en depresión o baja autoestima; compartir la experiencia vivida con personas que sepan tolerar y consolar, sin descalificar o juzgar; evitar responsabilidades mayores, que impliquen un estrés demás ante el duelo; consentirse y dejar que los demás lo consientan, buscar experiencias, compañías y momentos gratificantes que produzcan paz, como recibir un abrazo o compartir momentos de convivencia con familia y amigos, además, comer sanamente, dormir y descansar lo necesario para evitar que el sistema inmunológico se debilite y se esté expuesto a problemas de salud, como consecuencia de algún duelo.