¡No es un juego! La adicción a los videojuegos y sus riesgos en la salud de los niños
Hoy día, los juegos infantiles han cambiado mucho, los niños invierten demasiado tiempo en el esparcimiento electrónico, ya sea por Internet o en los videojuegos caseros, poniendo en riesgo su salud física y mental. Aunque, no existe evidencia constatable de que los videojuegos puedan provocar una patología psiquiátrica, jugar con ellos puede ocasionar problemas de adicción en niños y jóvenes.
Los videojuegos son programas computarizados que, conectados a una pantalla o televisión, integran un sistema de vídeo y audio, con los cuales, el usuario, puede vivir experiencias disfrutando de actividades que en la realidad no practicaría ni en sueños, permitiendo que un niño desarrolle la necesidad de crear mundos fantásticos, dejando de lado lo real y no afrontar, de manera responsable, los problemas de la vida cotidiana, dejándolos en segundo término y, en muchas ocasiones, negando su existencia.
Sin embargo, dicha actitud puede tornarse mucho más peligrosa. El doctor Humberto Hernández Huerta, del ISSSTE, argumenta que un niño tiende a imitar los actos de sus personajes favoritos, sin medir las graves consecuencias, ya que, en un videojuego –igual que la televisión- el héroe muere y revive de la nada, una y mil veces y, puede ser que, el niño, tras la repetición se crea capaz de rebasar el umbral de la muerte. En muchos casos, continúa, "los suicidios que se originan de esta situación, se deben a un pensamiento mágico, raíz de proceder como el personaje de su fantasía". Por lo que, se invita a los padres de familia a supervisar y orientar la utilización de este tipo de juegos.
Diversos especialistas, en psicología y psiquiatría, destacan que, si bien los videojuegos fueron creados para el entretenimiento, estos logran que los niños desarrollen un cierto sentimiento de frustración, que puede provocar cuadros de ansiedad, depresión e, incluso, comportamientos agresivos, en caso de que sean separados de las consolas, se vaya la luz o, simplemente, sus papás los desconecten para que hagan sus deberes escolares. Estos síntomas son parecidos a los ocurridos en cualquier crisis por adicciones a drogas convencionales; así mismo, Josep Cornellá, psiquiatra pediátrico, destaca que la adicción a los videojuegos depende tanto del tiempo empleado, como del contenido de los mismos.
Los videojuegos pueden lograr que los niños desarrollen sentimientos de frustración, con cuadros de ansiedad, depresión e, incluso, comportamientos agresivos.
Si la adicción a los videojuegos va a más allá del límite que el propio juego brinda, el jugador puede acabar convirtiéndose, según algunos autores, en un verdadero ludópata. En este punto, se antepone el uso del videojuego a otras actividades como el ejercicio, la lectura, una nutrición sana, el contacto con los amigos, produciéndose una ruptura con la vida social.
Dicha adicción se desarrolla con la edad. Está de más mencionar que los videojuegos no sólo los ocupan los niños, sino que también son empleados por jóvenes y los papás de éstos, en su caso, argumenta el doctor Meyer Magarici, adscrito al Hospital Médico de Caracas, si los videojuegos llegan a formar parte de la vida de los niños, de igual manera influirán cuando sean adultos; o, por el contrario, si no los llegan a usar, o se les limita su uso, cuando crezcan buscarán formas de esparcimiento donde socialicen e incluyan a sus semejantes.
El uso excesivo de los videojuegos está relacionado, también, con el sedentarismo, nocivo, en todos los sentidos, para la salud del niño. Este sedentarismo, ayudado por el consumo de alimentos chatarra, desencadena la aparición de obesidad, enfermedades cardiacas o traumatológicas, como el debilitamiento paulatino de la capacidad motriz de huesos y músculos, el desarrollo de tendinitis en dedos, manos y muñecas e, incluso, la adopción de malas posturas corporales, puede ocasionar dolores de espalda.
También, está comprobado que un número muy reducido de videojuegos, (algunos autores dicen que alrededor del 1%), pueden desencadenar crisis convulsivas en niños con antecedentes de epilepsia. Esto gracias a que algunos destellos y cambios en la intensidad de los colores, producidos de forma repetida en las pantallas, provocan estímulos cerebrales que a su vez desencadenarían esas crisis.
Igualmente, el uso prolongado de videojuegos, puede influir en la aparición de irritación en los ojos, al no parpadear frecuentemente, evitando la lubricación de la córnea. Aunado a ello, los dolores de cabeza pueden llegar a ser frecuentes, principalmente cuando los niños presentan problemas de agudeza visual.
Cabe mencionar que no todo es negativo. El uso responsable de los videojuegos puede fomentar, en los niños, la capacidad de tomar decisiones y eliminar rápidamente dudas; a ejercer la coordinación visual y manual, potenciándose la adquisición de habilidades manuales; estimular la memoria y la capacidad para retener conceptos numéricos.
Sin lugar a dudas, los excesos son los que desencadenan los problemas fuertes, de soluciones complicadas. Plantear y conocer los resultados negativos a los que nos puede llevar un simple “entretenimiento” es importante para tomar las medidas necesarias para evitarlos a tiempo. Así, algunos consejos prácticos para lograrlo son:
1. Limitar el tiempo de uso de los videojuegos y supervisarlo, sobretodo cumplirlo.
2. Asimismo, marcar diferencia entre el tiempo dedicado al juego entre semana, que los días de descanso. Aunque en este sentido muchos expertos opinan, que en días escolares no se les debería permitir a los niños el uso de videojuegos, para que no se distraigan de sus deberes, así como del esparcimiento y juego tradicional.
3. Supervisar el tipo de videojuegos que se compran, verificando que correspondan a la edad de cada niño. Por normatividad los juegos de video deben de marcar claramente sus especificaciones en cada caja.
4. En el caso de los juegos de computadora, entrar al ‘tutorial’ para padres que ofrecen, de tal manera que puedan estar tanto de qué trata el juego y sobretodo si tienen acceso a sus hijos o su información otras personas conectadas a la red.
5. Mantener siempre la comunicación abierta con sus hijos, para que en el caso de que se sientan mal o tengan algún problema serio, relacionado con la práctica de jugar videojuegos, como con cualquier otra situación, lo resuelvan de la mano.