La meditación es una disciplina mental por la que se intenta llegar más allá de la reflexión, "pensar" en la mente un conocimiento más profundo estado de relajación o de sensibilización. La meditación con frecuencia implica el giro a la atención de un único punto de referencia. Se reconoce como un componente de muchas religiones, y ha sido practicada desde la antigüedad, aunque también se practica fuera de las tradiciones religiosas.
La meditativa de diferentes disciplinas abarca una amplia gama espiritual o psicofísica que puede hacer hincapié en las prácticas de diferentes objetivos.
La palabra ‘meditación’ originalmente viene de la raíz indoeuropea “med-“, que significa "medir". Entró al inglés a través de la meditación como el latín “meditatio”, que se había indicado inicialmente con cada tipo de ejercicio físico o intelectual, y luego más tarde se convirtió en el significado más específico "contemplación".
Las técnicas de meditación oriental se han adaptado y cada vez más practicado en la cultura occidental. La meditación se ha definido como: "la autorregulación de la atención, en el servicio de auto-investigación, en el aquí y ahora." Las diversas técnicas de meditación pueden ser clasificadas de acuerdo a su enfoque. Algunos se centran en el campo o fondo de la percepción y experiencia, a que se refiere por algunos como "profunda mente", otros se centran en un objeto específico preseleccionados, y se denomina "concentración". También hay técnicas que van de entre el campo y el objeto.
En la meditación, el meditador se sienta cómodamente y en silencio, centrando la atención de sensibilización en un objeto o proceso (como la respiración, un sonido como un mantra, o koan-enigma como cuestión; una visualización, o un ejercicio).
Para meditar se deben entender dos factores: evaluar las complejidades de la mente (el funcionamiento de la mente) y familiarizarse con la toma de conciencia. Una vez que se sabe cómo se formula un pensamiento y cuáles son las condiciones en las que la mente es propensa a generar ideas, sólo entonces se puede vivir al cien la experiencia de la meditación.
La meditación puede ser practicada al caminar o hacer sencillas las tareas repetitivas. Los paseos de meditación ayudan a descomponer las categorías mentales y a recuperar la naturaleza primaria de las percepciones y eventos, centrando la atención en el proceso sin tener en cuenta su objeto o resultado final.