¡Cuidado! La comida chatarra afecta la inteligencia de los bebés y niños pequeños
La obesidad es la principal enfermedad que aqueja al mundo. La primera razón para entender los crecientes de casos de obesidad es el consumo regular de comida chatarra. Papas, dulces, panes azucarados, embutidos o carne freída con altas cantidades de grasa han propiciado el aumento de casos de obesidad.
Desafortunadamente, la obesidad está afectando cada vez más a los bebés y niños, quienes fácilmente se sienten atraídos al consumo de todo tipo de comida chatarra, elevando el riesgo de sufrir otros padecimientos como diabetes o enfermedad cardíaca.
Además de los problemas físicos que puede originar el consumo de comida chatarra, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Adelaida, en Australia, encontró que la comida chatarra puede afectar la inteligencia de los bebés y de los niños menores de ocho años.
Para llegar a esta conclusión se analizó la alimentación de 7 mil bebés. La evaluación de la alimentación de los niños se dio en los primeros seis meses de nacimiento. Asimismo, a los 15 meses y dos años de nacimiento se volvió a analizar la dieta de los infantes.
Igualmente, los investigadores evaluaron el coeficiente intelectual de los niños, ello con el fin de relacionar si una mala alimentación puede ser perjudicial para la inteligencia.
La dieta provee los nutrientes necesarios para el desarrollo de los tejidos cerebrales en los primeros dos años de vida
Al terminar el seguimiento y analizar la información registrada se halló que los niños que consumían verduras y frutas desde bebés tenían un coeficiente intelectual superior a dos puntos en comparación con la media de los participantes.
Lisa Smithers, principal autora del estudio, señala que “los niños amamantados a los 6 meses y que tenían una dieta sana que regularmente incluía alimentos como legumbres, queso, frutas y verduras a los 15 y 24 meses tenían un CI hasta dos puntos más alto para los 8 años".
Sin embargo, en el caso de los niños alimentados con comida chatarra, su coeficiente intelectual estaba debajo de dos puntos de la media de los niños menores de 8 años.
Al respecto, Smither expresa que "los niños que tenían una dieta que incluía regularmente galletas, chocolate, dulces, refrescos y papitas fritas en los dos primeros años de vida tenían un CI hasta dos puntos más bajos para los 8 años".
Sin embargo, Smither matiza los resultados del estudio y señala: "aunque las diferencias en el CI no son inmensas, este estudio provee parte de la evidencia más firme hasta la fecha de que los patrones dietarios de los seis a los 24 meses tienen un efecto pequeño pero significativo sobre el CI a los ocho años de edad. Es importante que pensemos en el impacto a largo plazo de la comida que damos a nuestros niños".
Ante esta situación, el estudio enfatiza en la responsabilidad que tienen los padres de alimentar sanamente a sus hijos, en especial, en los dos primeros años de vida: "la dieta provee los nutrientes necesarios para el desarrollo de los tejidos cerebrales en los primeros dos años de vida”, por lo que es importante evitar que los bebés y niños consuman comida chatarra, indica Smither.