El sarampión es una enfermedad causada por una infección del virus de la Rubeola. Una vez en el organismo, el virus vive en la mucosa de la nariz y la garganta. El contacto físico, la tos y los estornudos pueden propagar la infección.

Este virus del sarampión se multiplica en la parte posterior de la garganta y los pulmones antes de extenderse por todo el cuerpo hasta llegar al sistema respiratorio y la piel; tarda entre 6 y 21 días en incubar, pero la gente contagiada suele mostrar síntomas después de los primeros 10 días, aproximadamente. Así, una persona con sarampión ya es un foco de contagio desde 4 días antes de la aparición de manchas rojas en la piel, principal síntoma de la enfermedad.

Todas las personas que no han padecido de sarampión son vulnerables a esta enfermedad, sin importar la edad, mientras que aquellas que ya lo padecieron generan una inmunidad contra el virus y presentan en muy raras ocasiones una segunda infección.