El quiste de Bartholin, también llamado quiste en el ducto de Bartholin, es un pequeño crecimiento justo dentro de la apertura de la vagina de la mujer. Los quistes son pequeños sacos llenos de fluido que normalmente son inofensivos.
Las glándulas de Bartholin son un par de glándulas del tamaño de un chícharo, se encuentran justo detrás y en ambos lados de los labios menores (el par interior de labios que rodean la entrada de la vagina). Las glándulas no suelen ser notables, ya que rara vez llegan a medir más de 1 cm de ancho.
Las glándulas de Bartholin secretan un fluido que actúa como lubricante durante el acto sexual. El fluido se desplaza a través de pequeños conductos (tubos) que miden aproximadamente 2 cm de largo en la vagina. Si estos conductos se llegan a obstruir, se llenarán del fluido, expandiéndose y convirtiéndose en un quiste.
¿Qué tan común es un quiste de Bartholin?
De acuerdo a estimaciones, alrededor de un 2% de las mujeres tendrán un quiste de Bartholin en algún momento. La enfermedad generalmente afecta a mujeres sexualmente activas entre los 20 y 30 años.
Las glándulas de Bartholin no empiezan a funcionar, sino hasta la pubertad, por lo que los quistes de Bartholin no suelen afectar a las niñas
Durante la menopausia, las glándulas de Bartholin generalmente se reducen, por lo tanto, cualquier hinchazón en la vulva (los órganos sexuales externos) de las mujeres en esta etapa, no se relaciona con quistes de Bartholin.
Panorama
Un quiste de Bartholin se puede mantener pequeño e indoloro y no generar ningún síntoma. Sin embargo, es posible que el quiste se infecte, lo que puede provocar un absceso (una acumulación dolorosa de pus) en la glándula de Bartholin.
Si el quiste se vuelve más grande o doloroso, una serie de tratamientos están disponibles para drenar y eliminar el quiste. La mayoría de los tratamientos implica un procedimiento quirúrgico menor, con aplicación de anestesia local (analgésico), que tarda unos 20 minutos para completar.
Después de la cirugía para drenar y remover el quiste, se consideran dos semanas para la recuperación completa. Dependiendo del procedimiento utilizado, el quiste o absceso pueden volver a aparecer hasta en un 38% de las personas.