La osteoporosis es una condición que hace que los huesos sean delgados y débiles. Se presenta comúnmente durante la vejez, cuando el cuerpo tiene menor capacidad de sustituir el calcio que es llevado a los huesos pues las células pierden la capacidad de destruir el hueso viejo y renovarlo con sano.
A medida que envejecemos, perdemos cierta cantidad de materia ósea, causando que los huesos sean más delgados, frágiles y propensos a romperse (fractura), particularmente los de la columna vertebral, la muñeca y la cadera.
El hueso es un tejido vivo que está en constante reparación de sí mismo; está hecho de una cáscara exterior dura que contiene una malla de colágeno (fibras elásticas), los minerales, los vasos sanguíneos y la médula ósea. Esta malla tiene el aspecto de un nido de abeja, con espacios entre cada una de sus partes. Cuando los huesos son saludables los espacios dentro de ellos son pequeños, mientras que en los afectados por osteoporosis los espacios son más grandes, haciendo los huesos más débiles y menos elásticos.
Los huesos son reparados y reforzados por una serie de proteínas y minerales que son absorbidos desde el torrente sanguíneo. Entre éstos se incluyen el calcio, el fósforo, algunas proteínas y aminoácidos. El crecimiento de las hormonas sexuales controla la cantidad de sustancia mineral depositada en los huesos, por lo que los cambios en los niveles hormonales pueden afectar también la fortaleza de los huesos. Un ejemplo de este fenómeno es el caso de las mujeres, quienes al dejar de producir estrógeno en la menopausia se vuelven propensas a padecer de osteoporosis por el debilitamiento y adelgazamiento de los huesos.