Dolor de espalda Prevención

Para evitar el dolor de espalda, debes reducir el exceso de tensiones y presiones sobre tu espalda y asegurarte de que tu espalda este fuerte y flexible.

Si tienes dolor de espalda persistente, episodios recurrentes, los siguientes consejos pueden ser útiles:

* Pierde el exceso de peso
* Practica la técnica de Alexander
* Usa zapatos planos con suela amortiguada, ya que estos pueden reducir el estrés en tu espalda
* Evita los movimientos bruscos o tensión muscular
* Trata de reducir todo el estrés, la ansiedad y la tensión

Postura

Cómo te sientas, y estás de pie puede tener un efecto importante sobre tu espalda. Los siguientes consejos te ayudarán a mantener una buena postura:

* Permanente - que debes estar en posición vertical, con la cabeza hacia adelante y la espalda recta. Balancea de tu peso uniformemente en ambos pies y mantén las piernas rectas.
* Sentarse - deberías ser capaz de sentarte en posición vertical. Las rodillas y las caderas deben ser tu nivel y los pies deben estar planos sobre el suelo. Algunas personas encuentran útil usar un pequeño cojín o laminados de toalla para apoyar la espalda. Si utilizas un teclado, asegúrate de que tus antebrazos son horizontales y los codos se encuentran en los ángulos rectos.
* Conducción - Asegúrate de que tu parte inferior de la espalda tenga buen apoyo. Si manejas largas distancias, toma descansos regulares para que puedas estirar las piernas.
* Dormir - tu colchón debe ser firme con apoyo suficiente para tu cuerpo al tiempo que apoyas el peso de tus hombros y las nalgas, manteniendo tu columna vertebral recta. Apoya tu cabeza con una almohada, pero asegúrate de que tu cuello no esté obligado en un ángulo empinado.

Ejercicio

El ejercicio es una excelente manera de prevenir el dolor de espalda y reducir cualquier dolor de espalda que puedas tener. Sin embargo, si tienes dolor de espalda crónico (dolor de espalda que ha durado más de tres meses), debes consultar a tu médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios.

Ejercicios como caminar o nadar fortalecen los músculos que apoyan tu espalda sin poner ninguna presión sobre ella, o someterte a una repentina sacudida.

Actividades como yoga o pilates puede ayudar a mejorar la flexibilidad y la fuerza de tus músculos de la espalda. Es importante que lleves a cabo estas actividades bajo la dirección de un instructor debidamente cualificado.