La cirrosis es una enfermedad grave que destruye el tejido sano en el hígado, bloqueando el flujo de sangre a través del hígado.
La cirrosis progresa lentamente, poco a poco provocando que el hígado deje de funcionar. Por ejemplo, con el tiempo, el hígado será incapaz de controlar la infección y la coagulación de la sangre, evitará que la bilis pase en el intestino delgado, donde es necesaria para la digestión.
Hay tres principales causas de cirrosis:
1. El consumo excesivo de alcohol (más de 21 unidades a la semana para los hombres y 14 para las mujeres)
Por lo general se desarrolla cirrosis después de 10 años o más de beber. Algunas personas que beben son mucho más susceptibles a daño hepático que otros, aunque las razones para esto son desconocidas. Las mujeres que beben mucho tienen mayor probabilidad de daño hepático que los hombres, en parte debido a su diferente tamaño corporal y complexión.
Casi todos los bebedores excesivos desarrollarán la primera etapa de la enfermedad hepática alcohólica, conocida como 'hígado graso'. Este es un efecto secundario del hígado rompiendo el alcohol en dióxido de carbono y agua. Que desaparece cuando dejas de beber en exceso.
Para las personas que continúan bebiendo mucho, el 20-30% desarrollará la próxima etapa de la enfermedad alcohólica del hígado: hepatitis alcohólica. En esta etapa, el hígado se inflama y, en su forma más extrema, puedes morir de insuficiencia hepática.
Cerca del 10% de bebedores, desarrollan después cirrosis, que es la tercera fase de la enfermedad hepática alcohólica.
Este riesgo de cirrosis, junto con el riesgo de hepatitis alcohólica, es uno de los principales motivos por el cual el gobierno recomienda que los hombres no deben beber regularmente más de tres a cuatro unidades en un día y las mujeres no deberían beber regularmente más de dos a tres unidades al día .
2. Obesidad
Datos recientes indican que la obesidad aumenta el riesgo de desarrollar graves problemas de hepatopatía alcohólica. También puede causar una condición hepática grave conocida como estato-hepatitis no-alcohólica (NASH), que viene antes de la cirrosis. Al igual que con la hepatopatía alcohólica, la primera etapa de la NASH es la acumulación de exceso de grasa en el hígado. En pacientes que desarrollan NASH, esta grasa se asocia con inflamación y cicatrización y puede convertirse en cirrosis.
3. Hepatitis C
El virus de la hepatitis C es una infección llevada por la sangre que pueden causar daños al hígado. Con el tiempo, el 15-20% de los casos pueden desarrollar cirrosis. Otras formas de la hepatitis viral, como la hepatitis B y D, también pueden causar este padecimiento. Otras condiciones y enfermedades hereditarias que impiden la función sana del hígado pueden conducir a la cirrosis. Éstas incluyen:
- Insuficiencia cardiaca
- Hepatitis autoinmune
- Raras condiciones genéticas, como la enfermedad de Wilson
- Cualquier condición que causa que los conductos biliares estén bloqueados, como el cáncer en la vesícula biliar.