La próstata es una glándula pequeña en la pelvis que se encuentra sólo en los hombres. Está situado entre el pene y la vejiga y rodea la uretra, tubo que transporta la orina desde la vejiga hasta el pene. La función principal de la próstata es ayudar en la producción de esperma y producir un líquido espeso de color blanco que contiene una proteína especial conocida como antígeno prostático específico (APS). Este líquido se mezcla con el esperma, que es producido por los testículos, para crear semen.
El cáncer de próstata
El cáncer de próstata es el cáncer más común en los hombres. Es responsable del 25% de los nuevos casos diagnosticados con esta enfermedad.
Las posibilidades de desarrollar esta enfermedad aumentan a medida que envejeces: normalmente la mayoría de los casos sólo se desarrollan en hombres de 65 años de edad o más.
Por razones que no se entienden, el cáncer de próstata es más común en hombres que son de origen ‘afro’ Afro-Caribe o ascendencia africana y menos común en los hombres de ascendencia asiática.
Las causas del cáncer de próstata son en gran parte desconocidas.
Las perspectivas para el cáncer de próstata son en general buenas a pesar de ser relativamente difíciles de tratar. Esto se debe a que a diferencia de muchos otros tipos de cáncer, el de próstata generalmente avanza muy lentamente. Puede tomar hasta 15 años para la propagación de las células cancerígenas a la próstata a partir de a otras partes del cuerpo (metástasis), por lo general hacia los huesos. En muchos casos, el cáncer de próstata no afecta a un hombre a lo largo de toda su vida.
Una vez que este mal se ha propagado a los huesos no se puede curar, y el tratamiento se centra en la prolongación de la vida y aliviar los síntomas. El cáncer de próstata puede curarse cuando es tratado en sus primeras etapas; los tratamientos incluyen la eliminación de la próstata, la terapia hormonal y la radioterapia (el uso de radiación para matar las células cancerosas).
Todas las opciones de tratamiento conllevan el riesgo de efectos secundarios significativos, incluyendo la pérdida de deseo sexual (libido), la incapacidad para obtener o mantener una erección (disfunción eréctil) y la incontinencia urinaria. Por esta razón, muchos hombres deciden retrasar el tratamiento hasta que haya un riesgo significativo de que el cáncer puede propagarse.
No se sabe lo suficiente acerca de las causas de esta enfermedad para prevenir que la condición se produzca. Sin embargo, varios estudios han demostrado que comer mucho tomate puede reducir el riesgo. Esto puede deberse a que los tomates contienen una sustancia llamada licopeno, que puede ayudar a prevenir el daño al ADN en nuestras células (antioxidante).